Igual/Diferente - Ecunhi (2010)
Mujeres en obra Autor de la reseƱa Mara De Giovanni
Muestra MaisonTRASH
Espacio ECuNHI
Artista(s) Claudia Aira | Carolina Antoniadis | entre otros | Marta Ares
TƩcnica(s) TƩcnicas mixtas
Inauguración 23-10-2010 16:00
Cierre 18-12-2010 19:00
Con la coordinación de Marcelo Pelissier y Carla Llopis, el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi) da comienzo a las Jornadas de Arte y Género y a la muestra de artes audiovisuales Igual/diferente.
“El trabajo de una central telefónica, que mantiene al sujeto en un estado de constante nerviosidad, lo realiza perfectamente el sexo dĆ©bil, que en cambio no servirĆa para manejar el telĆ©grafo de una estación, trabajo que requiere no poca dosis de juicio reflexivo.” Esta cita corresponde a una nota que ni siquiera tiene cien aƱos, en la que se intentaba dar respuesta acerca de la diferencia del “valor” entre una “obrera” y un “obrero”. Entonces no es de extraƱar que en materia de igualdad de gĆ©nero ciertas cuestiones discriminatorias persistan. Y la reflexión de esas cuestiones es el principal objeto de las Jornadas de Arte y GĆ©nero que se inician en el ECuNHi, junto con la inauguración de la exposición Igual/diferente, en donde mĆ”s de veinte artistas presentan sus obras.
En la muestra, entre otras propuestas Gabriela Salgado exhibe una instalación compuesta por moldes de cocina, pintados con un motivo que rememora aquella vajilla Kent que aĆŗn hoy la clase media guarda en su vajillero. El mismo vajillero al que recurre MarĆa Gnecco en su “Imporcelanas”, en la que entre rosas se funden imĆ”genes de la mujer golpeada. Una mujer golpeada a la que tambiĆ©n se refiere Celeste MartĆnez, tras un velo estetizado, o, por la inminencia del desastre, Silvia Santana con su “Bombón asesino” en la trampa de las lentejuelas. Luego, Jasmine Bakalarz presenta en “Beauty pageant” la fotografĆa de una de sus “cuidadas” niƱas, entrenadas para el consumo del cuerpo, y Julieta Hanono exhibe un “uniforme inglĆ©s” (1945) femenino, ajeado y bordado precariamente.
AdemĆ”s, la propuesta general incluye una serie de performances: en la inauguración pudo verse a Mirtha Bermegui transformando el auditorio del ECuNHi en un peculiar desfile de modas. De su “Maison Trash” salĆan mujeres-percha, divinas y sonrientes, que portaban atuendos realizados con desechos. Y, como no podĆa faltar, la novia arrojó su ramo de flores a la suerte de alguna agraciada.
Finalmente (para concluir este breve), inspirada en De A para X. Una historia en cartas (John Berger), en la “salita de emergencias” Laura Benech presentó “Notas sobre blanco”, un espacio en donde se ofrece al visitante las paredes para que dejen notas y/o fragmentos de cartas. Por allĆ pasó Iuso, y escribió (con no poca ironĆa): “Me enojo con mi entusiasmo porque sĆ© que maƱana voy a comprobar que no era para tanto.”
¿Puede un hombre ser feminista?
LeĆ hace poco, un texto de la espaƱola Rosa Olivares, en el cual queda flotando una pregunta: ¿Puede un hombre heterosexual ser feminista?, y digo que queda flotando porque al final de ese texto, la autora reconoce que, por el momento, no ha encontrado una respuesta definitiva. TambiĆ©n se plantea el interrogante -mĆ”s especĆfico y subsidiario- de si un hombre puede escribir textos feministas y, segĆŗn creo, hay una cantidad de textos feministas escritos por hombres; dos ejemplos históricos serĆan “The subjection of women” (1869) de John Stuart Mill y “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado” (1884) de Friedrich Engels. Mill, desde una perspectiva de tradición liberal, denuncia la situación jurĆdica de las mujeres y la compara con la esclavitud. Para Engels, la primera opresión de clase se encuentra en la familia monogĆ”mica y en la transmisión patrilineal de la propiedad; esta es la opresión del sexo femenino por el masculino. Conversando sobre este tema con una amiga, y planteada la pregunta, ella me respondió que sĆ, que un hombre podĆa ser feminista, de la misma manera en que un blanco podĆa defender los derechos de los negros. El problema que se plantea, -entre otros, creo yo- es el de la autenticidad: puedo ser feminista por condescendencia: “Pobres mujeres, vamos a darles algunos derechos”, por conveniencia: en el texto citado de Stuart Mill, se arriba a la conclusión de que “la sociedad no puede permitirse la exclusión de las mujeres de la vida laboral y pĆŗblica”, lo cual suena mĆ”s bien a utilitarismo capitalista que a feminismo, o bien, por corrección polĆtica: el cupo femenino en las bancadas legislativas, que seguramente fue aprobado por muchos legisladores que no tienen un pelo de feministas. ¿En quĆ© condiciones puede un hombre heterosexual ser autĆ©nticamente feminista? ¿CuĆ”les son sus posibilidades reales de comprender esa problemĆ”tica? A esta altura creo que estĆ” bastante claro que estas cuestiones me ataƱen especialmente; de otra manera, no me hubiera involucrado tanto con la pregunta de Rosa Olivares y creo que es asĆ porque, cuando pensĆ© en hacer estas Jornadas de Arte y GĆ©nero, esa pregunta ya estaba en mĆ, antes aĆŗn de haberla leĆdo en el texto de Olivares. De manera que, debo admitirlo con total humildad: estos dos meses de actividades plenamente dedicadas a las problemĆ”ticas de gĆ©nero, son una excusa para tratar de comprender el problema y encontrar una respuesta satisfactoria. TambiĆ©n es justo reconocer que el proyecto superaba mi capacidad de organización, y que sólo pudo llevarse a cabo gracias a la inestimable colaboración de Carla Llopis, que es, sin duda, la responsable de la calidad de las actividades de los sĆ”bados y del alto nivel de muchas de las mesas de debate.
La muestra de artes visuales reĆŗne alrededor de 20 artistas de distintas generaciones, y permite ver, segĆŗn creo, algunas problemĆ”ticas que se repiten y que, en muchos casos, constituyen desafĆos a futuro, cuestiones a resolver si realmente queremos vivir en una sociedad igualitaria, que sea capaz de respetar y celebrar las diferencias.
Marcelo Pelissier - Septiembre de 2010