Se trata de un conjunto de collages realizados sobre páginas de la revista “Mucho Gusto” publicadas durante las décadas de los ’50 y los ’60, que han sido intervenidas. Así, la obra plantea una reflexión acerca de la fragmentación de los ideales familiares y de la movilidad social ascendente que marcaron el imaginario de la clase media argentina en aquellos años.
En la totalidad del conjunto, esta suerte de arqueología familiar queda capturada en los ornamentos azules y blancos de las mesas familiares, ahora hechas pedazos-como los ideales que encarnaban- y que buscan encontrar un lugar que les otorgue sentido en el desolador paisaje de una nueva época que sólo parece contenerlos como nostálgicos símbolos de un paraíso perdido.
Los ornamentos de aquellas emblemáticas lozas, se deslizan hacia un pasado que –en el aquí y ahora– resurge en la emoción convocada por la nostalgia y, al mismo tiempo, se deshacen en fragmentos que dejan al desnudo la naturaleza ilusoria de sus ideales.