Pretérito Imperfecto - Art Hotel (2011)
Art Hotel Buenos Aires - Enero 2011
Las obras que presenta Gabriela Salgado en el Art Hotel de Buenos Aires, pertenecen a diferentes eslabones de su producción, y si bien podríamos definirlas como instancias independientes, entretejen una relación casi parental entre ellas.
Bajo el nombre PRETÉRITO IMPERFECTO, se organiza entonces una serie de obras que aluden en principio a esta suerte de encadenamiento, una preocupación latente en todas que se traspasa de serie en serie sin finalizar del todo en ninguna. Toman unas de otras, descartan líneas, incluyen espejos, pasan de la tela al papel, de la pieza pictórica a la fotográfica.
El collage, el decoupage, los espejos. Sobre y debajo de todos estos procedimientos y soportes, las piezas de un antiguo juego de loza inglés aparecen y desparecen cíclicamente de la imagen.
Las obras permanentemente evocan un cierto retroceso en el tiempo, un pretérito imperfecto, la propia historia de la artista que no excluye una cierta memoria colectiva.
En un análisis general, se advierte que dentro de la esfera de lo íntimo es donde se establece el sustrato primordial sobre el cual se estructura la poética de Gabriela Salgado, abriendo al mismo tiempo una puerta a un espacio casi autorreferencial.
Mediante una imagen articulada sobre pinceladas azules o blancas y rescatada de un antiguo y familiar juego de loza inglesa, iniciamos un trayecto que no solo nos lleva por las cercanías afectivas de sus recuerdos personales sino que también nos circunscribe en el ámbito socio-cultural del los años 50 y 60.
Estas obras funcionan casi como representación identitaria, no solamente de la artista sino también del espectador que es invitado a traspasar los límites del tiempo mediante el reconocimiento iconográfico.
Un reconocimiento que evoca una historia argentina que comenzaba a saborear el canto del confort. Un pretérito, que visto desde el presente suena realmente imperfecto.
El rasgo iconográfico presentado en estas obras: hojas, flores, tallos se superponen unos a otros, ya no pretenden el ordenamiento estructural que la loza presentaba, han sido transformados en un entretejido de líneas y formas que se vertebran entre, por debajo y por encima de páginas de antiguas revistas “Mucho Gusto”.
Es mas bien un modelo a la vez íntimo y social que, si bien se articuló como contenedor afectivo y casi sociológico en años pasados, hoy ha sido ampliado, escrutado y desarticulado en su totalidad.
Hay quien podría involucrar estas imágenes presentadas por Gabriela, como sesgadas por una evocación a las últimas corrientes “neo-feministas” debido a la elección particular de retomar elementos domésticos que refieren directamente al mundo de lo femenino. Nada mas lejos estaría la intención de la artista que inscribirse en estas columnas político/artísticas. Su discurso tiende mas a una silenciosa descripción y llamado a la memoria, que a un “enarbolar banderas” de igualdad y participación.
Tanto en las piezas pictóricas, o las obras trabajadas sobre placas de espejos, en las cuales se incorpora la presencia el espectador mediante su reflejo en los “intersticios”. Así como también en las fragmentadas tintas o en las fotografías, la llamada a la evocación de un pretérito imperfecto es constante. Cambian los soportes y las técnicas pero solo hay una instancia que no cambia, y es la de la fracción de la memoria que fue elegida, recortada y adherida sobre la superficie.
El pretérito es un hecho sin posibilidad de cambio, que solo adquiere sentido si es puesto en juego con el presente.
Gabriela se define con un trabajo austero, silencioso, donde procedimientos elementales como el collage, el decoupage y la pincelada sostienen un discurso vigente y a la vez capaz de traducirse como imagen metafórica en un todo consonante a la contemporaneidad, con recursos que van desde posicionamientos intertextuales (mediante citas a un tipo especifico de publicación); y la pintura que se afirma en un gesto, que lejos de ser expresionista, subjetivista o emotivo, se revela cargado de significación en cuanto idea y metonimia de la posibilidad de “de-construcción”.
Maria Gnecco - Enero 2011